jueves, 9 de marzo de 2023

8M

 A propósito del video de la alcaldesa sobre la marcha del 8M en Tijuana donde las feministas destrozaron una patrulla [sic] , algunas cuestiones por precisar:

Primero: el gobierno no tiene el poder de otorgar derechos sino la responsabilidad de reconocerlos. Así que cuando la alcaldesa dice que “van a seguir permitiendo las manifestaciones” no entiende que la manifestación es un derecho ciudadano y que no depende de los gobiernos permitirlos o no. 

Eso desde el ámbito jurídico, ahora, desde una mirada sociológica no olvidemos que la acción colectiva es una forma de organización social histórica que se alza frente a las injusticias a fin de exigir respuestas.  

Las protestas surgen del descontento social. Y la protesta puede adoptar muchas formas, algunas consideradas más agresivas que otras, pero todas legítimas. Es decir: no hay un manual de la buena protesta como tampoco lo hay de la buena mujer.

Y menciono esto porque otra cuestión es que, además de todo, la toma del espacio público por parte de las mujeres irrumpe el modelo que ha asignado a lo femenino el espacio doméstico. Es decir: se ha construido el imaginario de que el lugar natural de las mujeres es el espacio doméstico y el lugar natural de los hombres es el espacio público.  Dicho esto, algo que suele incomodar de las manifestaciones feministas es que lejos de la domesticidad lo que enarbolan las mujeres es la insurrección, la no sumisión, la desobediencia al modelo tradicional [léase: patriarcal]

Tampoco hay que perder de vista que la alcaldesa está cumpliendo con su papel histórico en términos de ejercicio del poder. Es decir: jamás un cambio social se ha dado por la vía gubernamental, sino que han sido impulsados por los movimientos sociales, siendo el gobierno la figura encargada de controlar, regular y sancionar a la población manifestante.

De manera que otro punto a precisar es que ser mujer en un cargo público no implica ejercerlo con perspectiva de género ni abandonar las lógicas paternalistas de yo te permito y yo te castigo. Al decir que “ya no vamos a permitir la violencia en las manifestaciones” parece amenazar con reprimir a las manifestantes, lo cual -si bien es sumamente problemático- no es sorpresivo porque ese es su papel. Quienes gobiernan están para conservar el estado de las cosas, lo cual implica el estado de asimetrías sociales y el estado de privilegios.

Y cuando menciona que las colectivas le han dicho que la lucha feminista no le pertenece es porque ella representa al gobierno, más bien: es gobierno, y representa un aparato que históricamente ha violentado a las mujeres, particularmente a las más precarizadas. No olvidemos tampoco que el origen del 8 de marzo se relaciona con mujeres obreras exigiendo derechos laborales, y que ha significado a lo largo del tiempo la suma de muchas otras demandas que siguen sin resolverse: como autonomía corporal y el acceso a una vida libre de violencia. Por lo tanto: nada tiene que ver una mujer patriarcal en un cargo público -con todos los privilegios y ejercicio del poder que ello conlleva- con una lucha social por la equidad.

Ahora bien: la destrucción de una patrulla además de todo tiene un simbolismo muy fuerte porque los cuerpos policiacos y los elementos de las fuerzas armadas son quienes más desconfianza generan en la población en general y en las mujeres en particular. Una frase feminista es “No me cuida la policía, me cuidan mis amigas” porque efectivamente se ha documentado en muchas partes de México y de otros países que los elementos policiacos han participado en un sinfín de actos de violencia de género, y de todo tipo de violación de DDHH.

Y, para finalizar esta reflexión, algo que siempre es importante señalar es porqué causa más indignación la pared pintada o la patrulla destrozada que las mujeres asesinadas. Por qué no se llenan las redes sociales del rechazo a la violencia de género cuando nos enteramos de un feminicidio más pero sí es típico que después del 8 de marzo las redes se llenan del rechazo a la manifestación llamándole vandalismo. Si nos preocupa más una patrulla destrozada que diez mujeres asesinadas al día creo que queda claro el trasfondo misógino de esa preocupación.