En cambio tú no hiciste nada, estás lejos de los actos heroicos. Imaginas mil cosas, como que el mensaje lo recibiste a destiempo, que se trata de una broma, que pudo ser un error. El domingo como a las 6 de la tarde te llega el perturbante buzón de voz al celular, andas en un cumpleaños por San Antonio de las Minas así que para empezar es una sorpresa tener señal. Escuchas el mensaje por puro ocio (casi siempre son cosas laborales e intrascendentes lo que ahí te dejan), y encuentras una voz poco entendible, lo único claro es que se trata de una mujer y que al finalizar los diez segundos que dura la grabación se escucha la indudable súplica sollozante de un ¡por favor!, como en susurro. Sientes que el tiempo se detiene. Lo re-escuchas tres veces y sólo averiguas un sonido como de televisión al fondo. En llamadas perdidas está el número desconocido con lada también desconocida. Datos de la procedencia: buzón depositado ese mismo día pero a las 5:44 am. Vuelves a oírlo. No se entiende nada, sólo el ¡por favor! Le pasas el celular a tu novia, luego a una amiga y ella a su esposo. A todos se les enchina la piel. No llaman al número desconocido. Ni logran descifrar nada más allá de lo evidente: una mujer, un llanto, un ¡por favor!
Y bueno, mientras reflexionas frente al celular, escuchas sirenas por intervalos de media hora y los helicópteros muy cerca de tu techo. Esto no es todos los días, pero sí algunos.
¿Y la mujer? Sólo esperas que esté bien, la verdad es que no sabes de qué manera ayudarla, ni siquiera sabes si en realidad solicita ayuda. No hay a quién decirle. No imaginas si es real. ¿Y qué si en lugar de buzón de voz hubieras contestado esa llamada? ¿Y qué si tus peores sospechas fueran ciertas y tienes grabada la voz de una mujer en problemas? ¿Y qué si haces algo? ¿Debes llamarle? ¿Qué le vas a decir? ¿Y si tu llamada la condena? ¿Y si ya no tiene batería su celular? ¿Y si te contesta un tipo? ¿Y si sale buzón de voz? ¿Y si hablas con ella y te dice “ayúdame”? ¿Y si no le entiendes otra vez? ¿Y si escuchas algo peor? Un golpe, una detonación, gritos, llantos, súplicas. ¿Y si te dice “yo no he llamado”? ¿Y si te llama ella a ti? ¿Y si llama alguien más desde el mismo número? ¿Debes contestar?
En las noticias esta semana sólo han mencionado a una mujer asesinada, pero ya tenía más de 15 días muerta así que no es tu anónima. Revisas los diarios. Muerdes las uñas. Tienes migraña. Nada. Ya lo decidiste: has borrado el audio y bloqueado el número, y te dispones a hacer lo mismo con tu memoria. Lo más seguro es que haya sido un error. Aunque no podrás evitar la mirada morbosa a la sección policíaca durante los siguientes años y atormentarte cuando sean mujeres los cadáveres.

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